Tras un fin de semana intenso de reivindicaciones alrededor del mundo, un poema para empezar la semana. Espero que cuando sea una ancianita aún me queden fuerzas para seguir gritando en las calles y exigiendo un mundo mejor para todos y todas.... y que siga gozando de excelente compañía.
¿Qué será de mí cuando llegue a vieja?
¿Llevaré el cabello plateado,
bailando en una blanca trenza?
¿O lo llevaré corto,
cubierto de una capa falsa
de algún color prestado?
¿Qué será de mi piel,
de mi rostro de líneas profundas?
¿Gritarán al mundo joven e irónico
mi larga historia?
¿Qué será de mis pasos -
Arrastraré los pies cansados,
o daré pasos cortitos e inciertos
como los primeros pasos de un infante?
¿Y mis pechos de mujer sana y fuerte -
se volverán tristes y flácidos?
¿Y mi vientre redondo y suave -
se convertirá en una almohada dura y áspera de años?
¿Se me olvidará el otoño, la poesía, las lenguas?
¿Empequeñeceré?
¿Llevaré una sonrisa perfecta?
¿Sufriré de varices, reumatismo, incontinencia?
¿Qué será de ti cuando envejezcas?
¿Llevarás aún tus gafas
o te abandonarás al placer incierto
de ver lejos lo que se encuentra cerca?
¿Te pondrás taciturna
o continuarás tu conversación
que tanto deleita?
¿Qué será de mí y de ti
cuando la vejez nos envuelva?
Sólo espero que tú estés a mi lado
para recordarme este poema
y decirme que aún me quieres
a pesar de las arrugas
y tantas historias diversas
(A la venta en la Librería de Mujeres de Madrid, Librería de Mujeres de Canarias, Cambalache (Oviedo), Traficantes de Sueños, etc. o escribiendo a aconcaguapublishing@yahoo.com )
Si la vejez es sabiduría, entonces no temas llegar a ella, ya estás en su territorio. Si es degeneración del espíritu, dudo mucho que te ocurra, no se hacen viejas la pasión ni la solidaridad. Y en cuanto al cuerpo, ya sabes, la belleza exterior procede de dentro. Besitos
ResponderEliminargracias mi querida Viky. A ver si es verdad y con los años me hago más sabia, y sí, creo que tienes razón, no creo que pierda la pasión ni la rabia ante las injusticias. Así que ojito, que iré por la calle con un bastón, dándole bastonazos a quienes se lo merezcan..
ResponderEliminarUn beso.
¡Quien te viera, Silvia!...
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