Hace muchos días que no actualizo mi blog así que hoy paso a dejar un poema que ha sido recientemente publicado en la revista literaria española "Álora, la bien cercada"que lleva casi 25 años de trayectoria. El número 30, es además un número especial, dedicado a mujeres poetas., y en el que participan numerosas autoras de diferentes procedencias.
Alzheimer
Busco
en la oscuridad de mi armario interno.
Saco
trastos inútiles, juguetes rotos,
fotos
desvaídas, direcciones que ya no existen,
canciones
que ya ni siquiera me gustan,
nombres
de gente que ya no frecuento.
Ansiosa
escarbo mi cerebro:
Poemas,
libros, fechas,
adioses,
encuentros,
pérdidas,
amores pasajeros,
aeropuertos,
funerales, visados,
vallas,
montañas, bombardeos,
números,
candados, lágrimas en vano,
decepciones,
miedos, sueños,
cartas
amarillentas, flores secas,
aromas
lejanos, sonidos añorados.
Pero no
logro saber quién soy,
ni cómo
me llamo, ni de dónde vengo.
Silvia
Cuevas-Morales
Revista Álora, la bien cercada. Nº 30 – Mujeres poetas.
Editada por el Ayuntamiento de Álora, Málaga. Diciembre de 2013.
¿Habrá algo más triste que olvidarse de sí misma? Si alguna vez me veo en la situación pido no tener momentos de lucidez que me permitan pensar. Buen poema, Silvia. Felicidades.
ResponderEliminarGracias por dejar un comentario querida amiga.
ResponderEliminarTriste, pero real, como la vida misma.
ResponderEliminarImpactante este poema que no deja a nadie indiferente, sobre todo a aquellas personas que lo hemos vivido tan de cerca. Gracias, querida poeta por compartirlo.
Un abrazo, Silvia.
Gracias.mil gracias.
ResponderEliminarA once años cuidando a mi esposa afectada de Alzheimer, le escribo poesía
ResponderEliminarMe quedo con los huesos quebrados del silencio
buscando entre la selva el grito de las horas
escucho los latidos del viento que perfora
los gritos de la noche viajera de mis sienes.
Escucho los suspiros que brotan de mi carne
que viajan silenciosos por álgidos desvelos
perturban el silencio erguido de la noche
y llegan casi tristes al filo de mi mente.
Me quedo con la daga al lado del silencio
buscando la partida del sueño que se aleja
pero se rompe el vaso vacío de esperanza
y sólo me han quedado, pedazos de añoranza.